20.3.14

La balsa del deseo

Hola a tod@s, ¿cómo están? Espero que bien, pero ya me contarán :)
Como no he podido traer la segunda parte de La caja de herramientas de un escritor, les dejo un poema inédito, inspirado en la ilustración adjunta.
Espero que lo disfruten.

Autor de la imagen: Bubug.


LA BALSA DEL DESEO 

Oh, my fuckin’ goddess.
Sigo navegando
en la balsa del deseo.
Y usted allí,
tan natural,
con esa pose desierta
que invita a que la inmortalicen
al óleo,
como si no fuera ya inmortal…

Oh, yo lo sé.
Sé que se ríe de mí
y eso me encanta,
porque la piedra
que trae en el pecho
sigue hipnotizándome
como la primera vez,
aquella en que no supe
que le había conocido.

Y sigo en mi esfuerzo
de darle alcance,
aunque, en realidad,
no quiero llegar:
el puerto que me ofrece
está lleno de nostalgia,
desesperado intento
por enamorar
a cada terrenal. 

Su flecha me ha dado
justo en el centro…
Me ha aniquilado
de todas las maneras posibles
siendo materia,
                pero
siendo espíritu,
vuelo a su lado,
rodeo sus sombras
Y sucumbo
ante el hueco que es su axila,
que está para que lo adoren
que lo llenen de ambrosía,
                         y el elixir 
emprenda el largo viaje
hasta el grial 
de entre sus piernas.

Oh, sí, ahora desisto
de seguir remando 
       Contracorriente…
Me deslizaré,
desde este instante,
sobre las olas 
de su vestido de lino,
coronado por el viento.
Porque
de no hacerlo,
me inundarán sus caricias
Y, por los ojos,
             supuraré 
a la estrella de la mañana,
que usted devora cada tarde
y luego escupe
horas después…

No quiero ser su escupitajo
ni la esclava que le ama
Quiero solo contemplarle
si con eso yo la lleno,
así sea, de las plantas de los pies.
Prefiero admirarle
       sin acercarme,
solo palpando su penumbra
Y abrazando la estela
que refulge,
cuando decide mirar,
mirarme desde lejos.
Y provocar mi existencia
          nada más parpadear, 
                   desperezarse,
deshacerse de la postura
ridícula, que tanto adoro
Para irse caminando
hacia el alba 
y perderse con el vaivén
de sus caderas celestiales.

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